El miércoles 15 de noviembre, pasadas las 20.00 hs en el emblemático
quincho de “Chiquito” se llevó adelante la conferencia de prensa donde se presentó
oficialmente el libro sobre Carlos Monzón escrito por el reconocido periodista
de boxeo Carlos Irusta. Los detalles de la misma
Ricardo Porta: Me es muy grato
compartir este momento en el Templo de la amistad, junto a la familia Berón, al
decir la familia Berón digo específicamente Mari y su compañero de ruta,
Cristian. También les traigo un mensaje de 2 iconos de la cumbia santafesina
como lo son Marcos Camino y “cacho” Deicas, que me pidieron encarecidamente que
ellos van a estar aquí, con su espíritu. Por supuesto no se querían perder esta
ceremonia de presentación del más grande para nosotros, Carlos Monzón, y su
autor. Quiero agradecer profundamente a Carlitos Fertonani, y su Santa Fe
producciones hicieron posible que Carlos Irusta, el enorme Carlos Irusta. También
a Claudio Martinet en representación del boxeo santafesino. Le quiero dejar el micrófono
unos segunditos para la bienvenida de Mari.
Mari Berón: Quiero agradecerles la
presencia a todos ustedes que tengo el honor que se hayan reunido acá, en
nuestra casa, agradecerle a don Carlos Irusta por elegir el Templo de la
Amistad para presentar su libro, es un gran placer para mí y mi grupo de gente,
la gran familia del Quincho de “chiquito”, también a Claudio Martinet que
siempre esta bancándonos en todo. Fue uno de los impulsores de traerlo a Carlos
Irusta para este emprendimiento que hoy se realiza. Muchas gracias y
disfrutemos de esto. Buenas noches
Ricardo Porta: El libro, que a continuación
voy a presentar, se pueden conseguir en Mauro Yardin librerías. Quiero ser,
como dijo el filósofo Gracián para todos los tiempos, “Si breve bueno, 2 veces
bueno”. Yo les quiero decir que aquí nos están acompañando uno de los espíritus
de Carlos Monzón, del gran Amílcar Brusa, y del dueño de la casa, “chiquito”
Uleriche. Yo voy a contar una anécdota que encierra en alguna faceta el
personaje de Carlos Monzón. Y también de su autor, porque el participo, fue
protagonista de la anécdota que voy a contar. 25 de noviembre de 1980 la
batalla de Wembley. Así titulamos algunos periodistas en durísimo
enfrentamiento entre el Sanjustino, el argentino Carlos del Valle Herrera y el
entonces campeón del mundo, el “morocho” islas Antiguas, colonia británica,
Maurice Hope. ¿Y por qué digo, que encierra un poco el perfil del protagonista,
en definitiva, nuestro Carlos Monzón, la biografía definitiva? Porque en esa
pelea, cuando Carlos del Valle Herrera lo tenía KO, prácticamente intervino el árbitro
para contar, ahí vimos como subió al cuadrilátero Carlos Monzón y le dijo “HdP,
pegale” a Del Valle Herrera.
Tomando un café en uno de los bares típicos, clásicos
londinense, con el recordado, enorme, incomparable Ulises Barrera, me dijo:
“Ricardo, el periodista 1° tiene que hablar español, tiene que leer mucho. Y 2°
hablar solamente de lo que sabe. ¿Por qué relaciono esta anécdota con Carlos
Irusta? Porque Carlitos Irusta es un lector compulsivo. Y sabe. Habla de lo que
sabe, precisamente que es el boxeo. También opina y opino de futbol, con notas increíbles,
incomparables, recordadas. Paseo por las principales editoriales de la
argentina. Particularmente hago hincapié en la revista “El Grafico”. Carlos
Irusta, es un orgullo para el periodismo deportivo argentino. Estudioso,
investigativo, investigador. Inquisitivo. Formador de opinión. Pero con
absoluta responsabilidad. Es por eso que te quiero dar la bienvenida y te agradezco
que te hayas ocupado de este tema porque aquí en Santa Fe, vos salís a la calle
Carlitos, en una ciudad tan futbolera, pregunta algún hito en la historia de
Colon y de Unión la gente duda. Pero vos decís: 7 de noviembre 1970” y me animo
a decirte que las nuevas generaciones te dicen “Monzon-Benvenutti”. La noche es
tuya
Carlos Irusta: Muchas gracias a la
señora Mari, a Claudio por todo su apoyo. A Carlitos que anda por allá semi
escondido, por supuesto vos, (en referencia a Ricardo) son muchos años de haber
vivido cosas juntos. Cuando uno escucha la palabra Templo de la Amistad, cuando
evoca la memoria de los viejos amigos que ya no están, uno siente también que
de alguna manera está cumpliendo con algo en la vida. Vivir significa también
tratar de trascender. Dejar alguna huella, alguna memoria, algún recuerdo
porque dicen que mientras a uno lo recuerden, uno no muere. Con la carga de emoción
que significa todo esto, digo que Monzón está vivo, porque siempre va a haber,
especialmente en Santa Fe, en cualquier punto de la argentina, alguien que lo
recuerde. Cuando me toco la responsabilidad de escribir este libro, a través de
la gente de planeta, me sentí muy comprometido. Me di cuenta que si no lo había
hecho hasta ese momento, es porque la vida de Carlos no es una vida plagada
solamente de éxitos. Carlos ha vivido la tragedia, y la fama. Ha vivido y
trascendido desde la pobreza hasta los ex de cine.
Es una vida muy compleja con detalles que en algunos
casos todos estamos seguros no quisiéramos que este en su vida, pero esta,
forma parte de ella. Por un lado sentí esa carga, esa mochila. Me di cuenta que
si no había empezado antes es porque tenía miedo. Y 2° cuando a través de
Martinet vinimos a Santa Fe, hará 3 meses calculo, para hablar con los amigos
que pudiéramos juntarlos, porque en realidad no había demasiado tiempo, no existió
tanto tiempo, fueron 6 meses de trabajo. Vinimos acá, hablamos con algunos, con
la hija de Carlos. No me anime a decirle a la señora Mari, pero se lo dije a
Claudio: “Mira, creo que si hay 1 lugar donde hay que presentar este libro,
tiene que ser acá”. No hay otro lugar. No puede haber otro lugar. Tiene que ser
este. Lo pensé con egoísmo. Lo pensé también por mí. Era un gusto que quería
darme. Todos tenemos derecho a tener sueño, entonces me dije: Esto tiene que
ser así”. Y bueno, afortunadamente estamos acá.
Tuve una relación de muchos años con Monzón. Confieso que
tengo mucho miedo a eso de caer en la mitomanía que yo era amigo de él, en esas
cosas que se dicen cuando el pobre muerto no te puede desmentir. Lo aprecie
mucho en las buenas y en las malas. Lo aprecie siempre. A veces creo que fuimos
políticamente incorrectos. Sobre todo en la última parte. Cuando uno aprecia a
una persona, la aprecia porque sí. Y es lo que el corazón dicta. Esto es así. También
a la hora de escribir, sentí que la unía forma que tenía que escribir esto era
poner puntualmente dato por dato todo aquello que hubiera pasado en su vida. No
solamente lo deportivo, sino todo lo demás. Con la mayor objetividad posible
aunque sabemos que la objetividad no existe. Creo que no se puede encontrar una
línea donde haya un adjetivo calificativo que pueda lastimar a nadie. Tuve
mucho cuidado en eso.
También pensé que iba a ser una crónica muy fría,
entonces agregue reflexiones mías, escritas de tal manera como si se lo hubiera
podido contar a él, o a usted. Esas charlas de café donde uno se sincera con el
otro y agrega cosas. Sentí además que Monzón, por supuesto forma parte de 1
historia, cuando digo 1 historia digo, el advenimiento de Lectoure, la campaña
en el Luna Park. Un deporte argentino donde no había grandes éxitos, ni grandes
logros. La selección nacional de futbol, en el año 70 cuando gana Monzón no había
ganado nada, que yo sepa. Vilas estaba empezando, Reutemann estaba por allí. Monzón
se convierte también en un símbolo de ese deseo de ganar. Y no solamente se
convierte en un símbolo de ese deseo de ganar, se convierte en un habito. Uno prendía
la TV están do casi seguro de que conocía el final de la película. Y por suerte
siempre ganaba el mejor.
Ganaba el nuestro. Quisiera agregar 1 montón de cosas más,
y realmente me cuesta mucho trabajo elaborar las palabras. Quiero decir, que
este Templo de la Amistad llena mi corazón y mi alma de 1 alegría muy especial.
A los 69 años tenemos siempre algunos la tentación de tener nuevas ilusiones,
nuevos objetivos, nuevos desafíos. A mí me dieron esto, y lo tome como suelo
tomar generalmente mis cosas, me metí en esto hasta la cabeza. Si me equivoque,
le erre, le pifie, sé que forma parte del riesgo. En este momento se me ocurre
formular una sencilla invitación que es cerrar los ojos por 3 segundos y sentir
de verdad que Monzón está aquí
Quiero agradecerles a todos, por haber estado acá, ya
hable de Porta, de la señora Mari, de Martinet, de Cantero, de don Carlos que
anda allí medio escondido, Isaak que también me ayudó mucho cuando yo estuve
haciendo mi búsqueda. Esta Ferrer. En realidad no quiero seguir nombrando
porque tengo mucho miedo de cometer algún olvido, alguna omisión porque básicamente
lo que he sentido acá, desde la 1° vez que vine, hace muchos años, siempre me sentí
muy cómodo, siempre me sentí muy bien. Siempre me sentí muy bien en este lugar,
porque cada vez que yo venía, generalmente por razones de trabajo, terminábamos
acá porque fuese como fuese, Carlos siempre nos decía: “vayan para el quincho,
vayan para allá”. Era una orden/invitación. Con algunos hemos viajado mucho,
con otros hemos compartido noches de peleas, hemos compartido triunfos, hemos
compartido derrotas, hemos compartido un montón de cosas. Vuelvo al comienzo
para decir que cuando dejamos Santa Fe hace algunos meses, rumbo a Buenos
Aires, para seguir escribiendo el libro, tuve el sueño de presentar este libro acá,
así que tengo que agradecerles a ustedes y a Dios que este sueño se esté
haciendo realidad. Muchas gracias a todos
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